La exclusión no solo es la insatisfacción de necesidades fundamentales como alimentación, salud o educación, sino también la falta de ejercicio de los derechos humanos que permiten una vida digna. La inclusión, desde la Compañía de Jesús, asume este rescate de la vida integral de las personas, construyendo puentes que vinculen los diferentes actores involucrados.
En el Ecuador, debido a decisiones históricas, encontramos exclusión de personas o grupos de personas como indígenas, afro-ecuatorianos, refugiados, migrantes, niños, niñas y adolescentes, mujeres víctimas de varios tipos de violencia y pobres de las periferias urbanas.
En el proceso de inclusión vinculamos a todos sin excepción, teniendo como centro a los excluidos, excluidas, la reflexión integral, la espiritualidad ignaciana, la incidencia política como estrategia.
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